Alan Turing puede ser considerado como el precursor de la Inteligencia Artificial (IA), con su descripción, en 1935, de una máquina de computación abstracta con memoria ilimitada que podía operar gracias a un escáner que se movía hacia delante y hacia atrás a través de una serie de instrucciones almacenadas en una memoria (Máquina Universal de Turing).
Sin embargo, la IA como concepto y como campo de investigación surgió en el decenio de 1950, y esa expresión se utilizó, por primera vez en 1956, en la Conferencia de Dartmouth, la cual reunió a una serie de los mejores científicos y expertos en el campo de la informática, sistemas y cibernética para reflexionar y establecer las bases de la investigación en inteligencia artificial.
La conferencia fue organizada por John McCarthy (Investigador en Informática y matemático), Marvin L. Minsky (Matemático, investigador informático y experto en redes neuronales), Nathaniel Rochester (Ingeniero de IBM y experto informático) y Claude E. Shannon (Matemático, ingeniero electrónico y criptógrafo. Considerado como el padre de la teoría de la información), participando además: Julian Bigelow (Cibernética), D.M. Mackay (Teoría de la Información), Ray Solomonoff (Aprendizaje automático, predicción y probabilidad), John Henry Holland (Sistemas complejos y algoritmos genéticos), Herbert Simon (Psicología cognitiva, economía, teoría del proceso de la información), Oliver Selfridge (Redes neuronales, reconocimiento de patrones y aprendizaje automático) y Allen Newell (Investigador en Informática y psicología cognitiva).
La premisa de partida planteada en la propuesta de investigación fue: «Cualquier aspecto del aprendizaje u otra característica de la inteligencia puede en principio ser descrita con precisión de tal forma que se puede construir una máquina que la simule».
La agenda de la conferencia, planteaba una serie de propuestas de temas relacionados con la IA que se abordarían durante los dos meses. Dichas propuestas, iban desde la las máquinas automáticas, hasta la aleatoriedad y creatividad, pasando por las redes neuronales o describir métodos mecánicos para abordar las abstracciones.
La conferencia marcó un antes y un después, porque el núcleo de la comunidad científica, reunida en Dartmouth, estableció las líneas maestras y centró las grandes líneas de investigación y desarrollo de la IA. Desde entonces se han publicado millones de artículos de científicos e investigadores y se han presentado ciento de miles de solicitudes de patentes de invenciones relacionadas con la IA.
Obviamente, durante la historia de la IA hubo muchos tropiezos. A los periodos de optimismo, éxito, y crecimiento surgieron momentos de decepción, contracción y reorganización en el empeño de la incipiente disciplina por afianzarse. No ha sido hasta en estos últimos tiempos, con el rápido crecimiento de las capacidades de las tecnologías de la información y las comunicaciones, que no se ha podido procesar y compartir los ingentes volúmenes de datos necesarios para consolidar el desarrollo teórico y tecnológico, abriéndose el extenso campo de implantaciones de la IA en la sociedad humana.
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