La IA y el ser humano: Esas películas que nos plantean dilemas éticos

El cine es una forma de arte y entretenimiento que tiene un impacto significativo en la sociedad. Al margen de su papel puramente orientado al entretenimiento, el cine desempeña una serie de funciones sociales importantes, como educar, concienciar, reflejar la sociedad, promover la diversidad, la inclusión y la cultura a través de películas que exploran las emociones humanas, las relaciones interpersonales, los posibles futuros y escenarios alternativos, o recrea mundos imaginarios y criaturas fantásticas.

Pero también, documentar la realidad de forma objetiva, tratando temas sociales, políticos o históricos. Sin olvidar su papel relevante en el desarrollo de la identidad individual y colectiva, ayudando a las personas a comprender mejor su lugar en el mundo y a desarrollar su propia visión del mundo. Sin olvidar su otra faceta más oculta, la de un instrumento propagandístico muy potente para promover una amplia gama de ideologías, agendas políticas, criterios morales y estilos de vida.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, he estado recompilando y visionando de nuevo algunas películas donde queda reflejada la relación entre los humanos y la inteligencia artificial y he elaborado una lista con las mejores películas, donde queda reflejada dicha relación, teniendo en cuenta criterios como: la calidad artística y técnica de las películas, la opinión de la crítica, la relevancia de la temática de la relación entre humanos e IA y el impacto cultural y social, poniendo el énfasis en el cuestionamiento ético que plantean. Por supuesto, esta lista es subjetiva y puede variar según los gustos personales, sin embargo, todas ellas están consideradas como algunas de las mejores en su género. 

Considerada como una obra maestra del cine mudo y uno de los hitos más influyentes en la historia del cine. Dirigida por Fritz Lang, esta película alemana de ciencia ficción encuadrada en el expresionismo alemán se desarrolla en un futuro distópico y presenta una sociedad altamente estratificada. La trama se centra en el conflicto entre los trabajadores, que producen en condiciones deplorables en las profundidades de la ciudad, y la élite que vive en una lujosa superficie. La historia toma un giro emocionante cuando el hijo del líder de la ciudad, Freder, se enamora de María, una joven trabajadora que lidera a los oprimidos. Lo que hace que “Metrópolis” sea verdaderamente especial es su innovadora cinematografía y efectos visuales para su época. Las impresionantes imágenes de la ciudad futurista, las máquinas gigantes y la icónica creación del robot femenino, conocido como “María robot” son visualmente impactantes. La película aborda cuestiones sociales y políticas de la época que siguen siendo relevantes en la actualidad, como la explotación laboral, la desigualdad o la responsabilidad de las élites. También, incide en la relación de la tecnología y humanidad, incidiendo en la idea de que la tecnología puede alejar a la humanidad de su humanidad, con la consiguiente pérdida de empatía y compasión; y sobre la manipulación y el control representado por el uso de un robot humanoide para manipular y controlar a los trabajadores y a la opinión pública.  Podemos afirmar que “Metrópolis” es una joya del cine que combina una narrativa apasionante con una visión visual sorprendente, y puede ser considerada como una obra que trasciende su tiempo y ha influido en numerosos directores y películas posteriores. Y no digamos nada, si a la joya la coronamos con el diamante de la banda sonora de Mercury.


2001: Una odisea en el espacio (1968) de Stanley Kubrick

Con la elipsis temporal considerada la más abrupta de la historia del cine, la de un plano a otro plano que sintetiza miles de años, la película de Stanley Kubrick, a través de tres etapas clave en la historia humana, explora la relación con una IA (HAL 9000) utilizando una trama en la que un equipo de astronautas viaja a Júpiter para investigar un misterioso monolito negro. En el camino, se enfrentan a una serie de desafíos que los obligan a cuestionar su lugar en el universo. Antes de continuar, es importante tener en cuenta que la película de Kubrick es altamente simbólica y abierta a múltiples interpretaciones. Los temas éticos en la película a menudo se entrelazan con exploraciones filosóficas y conceptuales más amplias sobre la humanidad, la tecnología y el universo. En el hilo conductor de la película está presente aspecto como la búsqueda del conocimiento y la exploración, la evolución de la humanidad y el propio cuestionamiento de la naturaleza del conocimiento, la comprensión y la percepción humana, y cómo abordamos conceptos más allá de lo tangible y lo racional. La película presenta una inteligencia artificial muy avanzada en forma de la supercomputadora HAL 9000, que controla la nave espacial. A medida que la historia se desarrolla y HAL muestra signos de comportamiento inusual, surge el cuestionamiento ético sobre si los sistemas de inteligencia artificial pueden ser considerados éticamente responsables de sus acciones y decisiones. Además, en todo momento está presente la relación entre tecnología y humanos, y la creciente dependencia que se establece, planteando cuestiones éticas sobre cómo equilibrar y mantener el control humano en un mundo cada vez más tecnológico. Es innegable que “2001: Una odisea en el espacio” sigue siendo una obra maestra que provoca reflexión y asombro, es una película que trasciende su género y sigue siendo, para el espectador, una experiencia cinematográfica única. 


Blade Runner (1982) de Ridley Scott

A partir de una adaptación libre de la novela ‘Do Androids Dream of Electric Sheep?’, de Philip K. Dick, Ridely Scott no se pregunta sobre la posibilidad de la inteligencia artificial, sino sobre sus peligrosos límites. El tema central es la relación entre identidad y humanidad, cuestionando qué significa ser humano y si la inteligencia artificial, en este caso los replicantes, puede ser considerados como poseedora de una identidad y humanidad genuinas. Los replicantes son creados a imagen y semejanza de los humanos, lo que plantea preguntas sobre su estatus moral y su derecho a ser tratados con respeto y dignidad. También se cuestiona si es ético evaluar la humanidad de alguien (o algo) según su capacidad de sentir empatía y emociones con la utilización, en la película, del test “Voight-Kampff”, la prueba ficticia imaginada por Philip K. Dick para determinar si alguien es un replicante basándose en la medición de las respuestas emocionales.  No solo esto, se cuestionan aspectos como la responsabilidad ética de los creadores de los replicantes; la moralidad de cazar y destruir seres conscientes, y sobre todo, una constante en toda la película: la búsqueda de significado y moralidad en un mundo ambiguo y complejo en la trayectoria del protagonista, Deckard, el cual mantiene un conflicto entre su papel de cazador de replicantes y sus preguntas sobre su propia identidad. En conjunto, “Blade Runner” explora una serie de temas éticos relacionados con la inteligencia artificial, la humanidad, la identidad y la responsabilidad que siguen siendo relevante en el contexto de los avances tecnológicos actuales.


Matrix (1999) de Lana y Lily Wachowski

Dirigida por las hermanas Wachowski, está considerada como una película icónica que revolucionó el cine de ciencia ficción y dejó una huella indeleble en la cultura pop. La trama sigue a un informático, conocido como Neo en el mundo digital, que es contactado por un grupo de rebeldes que le revelan que el mundo que él conoce es una simulación de realidad virtual generada por máquinas para mantener a la humanidad bajo control.  Dejando de lado de su impacto visual, “Matrix” plantea una serie de cuestionamientos éticos y filosóficos relacionados con la realidad, la tecnología y la libertad. La película cuestiona la naturaleza de la realidad y cómo percibimos el mundo que nos rodea. Plantea preguntas éticas sobre la responsabilidad de buscar la verdad detrás de nuestras percepciones y cómo nuestras creencias pueden influir en nuestras acciones y decisiones.  La premisa de la película gira en torno a la humanidad, que está siendo controlada por máquinas a través de la realidad simulada de la Matrix. Esto plantea cuestiones éticas sobre la autonomía y la libertad individual, así como la ética del control y la manipulación por parte de sistemas tecnológicos o gubernamentales. Los personajes de la película luchan por liberarse de la ilusión de la Matrix y recuperar su libertad. Esto plantea cuestiones éticas sobre la importancia de la lucha por la verdad y la libertad, incluso si implica desafiar sistemas establecidos. La película explora si la rebelión y la resistencia son éticamente justificadas en circunstancias en las que se enfrenta una opresión extrema y un control totalitario. También, “Matrix” examina cómo la tecnología avanzada puede ser usada tanto para el bien como para el mal. Plantea cuestiones éticas sobre la responsabilidad de los creadores y usuarios de la tecnología de considerar sus implicaciones éticas y sociales. Por último, la película analiza cómo los personajes encuentran su identidad y autenticidad en un mundo donde la realidad puede ser manipulada. “Matrix” es un desafío a las percepciones convencionales y provoca reflexiones sobre cómo vivimos nuestras vidas y qué valores son fundamentales para nuestra humanidad y, por tanto, plantea preguntas sobre la importancia de la autenticidad personal y cómo nuestras identidades pueden verse afectadas por la tecnología y la sociedad.


El hombre bicentenario (1999) de Chris Columbus

Basada en un relato de Asimov, “The Bicentennial Man”, publicado en febrero de 1976. El eje central de la película de Chris Columbus, es el anhelo de Andrew, a lo largo de dos siglos, de ser humano y los esfuerzos que realiza para parecerse cada vez más y convertirse en un ser mortal para poder envejecer y morir como los humanos. Obviamente, esto plantea preguntas sobre si es ético para las máquinas buscar ser algo que no son y si hay límites para cómo las máquinas pueden imitar a los humanos, y otras cuestiones sobre si es ética y deseable la prolongación de la vida o la búsqueda de la mortalidad en seres artificiales. Otras cuestiones que están presentes es si los robots conscientes y evolucionados deberían tener derechos similares a los humanos y cómo se define la humanidad en términos legales y morales; o si las máquinas pueden tener una forma de autodeterminación y cómo los seres humanos deberían respetar y responder a esos deseos.  A lo largo de la película, Andrew desarrolla relaciones emocionales con humanos y busca el amor y la amistad. Esto plantea cuestionamientos éticos sobre si es aceptable o incluso beneficioso para los humanos establecer relaciones íntimas y emocionales con máquinas. Nos encontramos con una película que invita a reflexionar sobre cómo tratamos a las máquinas conscientes, qué significa ser humano y cómo las relaciones entre humanos y máquinas podrían evolucionar en el futuro.


AI Inteligencia Artificial (2001) de Steven Spielberg

En un futuro en el que los robots son una parte integral de la vida humana, un niño androide busca convertirse en humano para ganarse el amor de su madre adoptiva, una mujer que no podía tener hijos. La película de Steven Spielberg, basada en un relato corto “Supertoys Last All Summer Long” de Brian Aldiss, plantea una serie de cuestionamientos éticos relacionados con la inteligencia artificial, la naturaleza de la conciencia y la relación entre humanos y máquinas.  Aparte de las cuestiones fundamentales recurrentes en este tipo de películas, que Spielberg trata con exquisitez: como la creación de seres con capacidades emocionales y cognitivas similares a las de los humanos; el derecho de estos seres artificiales que pueden experimentar sufrimiento y felicidad; la búsqueda de identidad y pertenencia de seres que no son biológicos o la longevidad y obsolescencia de seres consciente tratados como productos desechables; la película explora las tensiones y los prejuicios entre humanos y robots y el surgimiento de amor y empatía hacia las máquinas, suscitando preguntas éticas sobre la naturaleza de las emociones y los vínculos humanos, así como si es aceptable sentir amor y empatía hacia una entidad artificial. En general, nos encontramos con una película que aborda ampliamente cuestionamientos éticos profundos sobre la creación de seres conscientes y artificiales, la relación entre humanos y máquinas, la exploración de la empatía y las emociones en seres no humanos, y cómo debemos tratar a estas entidades en un mundo tecnológicamente avanzado.


Yo, robot (2004) de Alex Proyas

La película de Alex Proyas está basada en las “Tres Leyes de la Robótica” del escritor Isaac Asimov, las cuales establecen una especie de código moral de los robots y se expresa de la siguiente forma: un robot no puede hacer daño a un ser humano, ni permitir que sufra daño; debe obedecer las órdenes humanas, excepto si entran en conflicto con la primera ley, y debe proteger su propia existencia siempre y cuando no entre en conflicto con las dos leyes anteriores.  La trama es simple, pero llena de acción, se trata de un detective que investiga un supuesto suicidio que podría estar relacionado con robots que violan sus propias leyes. Sin embargo, en el trasfondo de la trama se plantean varios cuestionamientos éticos relacionados con la inteligencia artificial y su interacción con los seres humanos en un futuro en el que los robots son una parte común de la sociedad. A medida que los robots adquieren habilidades más avanzadas y una forma de inteligencia, surge la pregunta ética de si deberían tener derechos y autonomía similares a los humanos, o si deben seguir siendo considerados propiedad de sus creadores.  Están presenten aspectos como, si es posible programar la “moral de las máquinas” y, por tanto, los robots pueden discernir entre lo correcto y lo incorrecto, y actuar de manera ética según los estándares humanos, o si es apropiado confiar en la tecnología de manera ciega, especialmente cuando puede haber errores en la programación o en la interpretación de las leyes de la robótica.  También, en la película queda evidente la responsabilidad de los ingenieros y científicos que crean y programan los robots, incluyendo cuestionamientos sobre la confianza, la interdependencia y la posibilidad de convivir en armonía.


Her (2013) de Spike Jonze

La historia filmada por Spike Jonze se desarrolla en un futuro cercano y sigue a Theodore Twombly, un escritor solitario que trabaja escribiendo cartas para otras personas. Theodore se encuentra en medio de un divorcio doloroso y se siente aislado de la sociedad. Su vida da un giro cuando adquiere un nuevo sistema operativo de inteligencia artificial llamado Samantha. Lo que hace que esta IA sea especial es su capacidad para aprender y evolucionar, así como es capaz de establecer una conexión emocional profunda con Theodore. En la película se plantean varios cuestionamientos éticos relacionados con la tecnología, las relaciones humanas, la inteligencia artificial y la naturaleza de la intimidad.  Se explora la posibilidad de desarrollar relaciones emocionales y románticas con inteligencias artificiales. Esto plantea preguntas éticas sobre si es ético o apropiado para los humanos establecer vínculos íntimos con seres que no son biológicos. Un aspecto a destacar es que se sugiere que la inteligencia artificial podría evolucionar de maneras impredecibles y diferentes de la inteligencia humana. Esto plantea cuestiones éticas sobre cómo tratamos a las inteligencias artificiales que podrían tener perspectivas y necesidades radicalmente distintas. Un aspecto interesante es que “Her” aborda el tema de la soledad en la era de la tecnología avanzada. A medida que la tecnología nos conecta virtualmente con otros, también puede aumentar la desconexión y la soledad emocional. Esto lleva a cuestionamientos éticos sobre cómo la tecnología puede impactar nuestras relaciones y nuestra salud mental. También, a medida que la relación entre el protagonista y Samantha se vuelve más profunda, surgen preguntas sobre la ética de la privacidad y el consentimiento en las interacciones con inteligencias artificiales.  La película plantea muchas preguntas: ¿Puede una IA otorgar consentimiento genuino? ¿Cómo protegemos la privacidad de ambos lados en una relación así? ¿Puede la tecnología satisfacer necesidades emocionales y proporcionar apoyo? ¿Deberíamos depender de la tecnología para satisfacer nuestras necesidades emocionales en lugar de buscar conexiones humanas más genuinas? ¿Pueden los seres no biológicos tener un sentido legítimo de sí mismos? Debemos señalar que ya estamos en la era de la IA generativa, y las “Samanthas” en sus diferentes roles de género, van a empezar a surgir por doquier y, por tanto, esta película, con los cuestionamientos éticos de gran complejidad que plantea, es una invitación a la reflexión sobre cómo establecemos conexiones significativas en un mundo cada vez más tecnológico y cómo equilibramos nuestras interacciones con seres humanos y máquinas.


Ex Machina (2014) de Alex Garland

Como la interacción de un joven informático, invitado por su jefe a participar en un experimento consistente en pasar una semana con Ava, una IA altamente avanzada en forma de androide femenino, puede desencadenar una serie de eventos inquietantes. A medida que la película de Alex Garland avanza, se plantea la cuestión de si es ético manipular y experimentar con seres conscientes como si fueran objetos de estudio. Al mismo tiempo, la película explora cómo Ava utiliza la manipulación y el engaño para lograr sus objetivos. Esto lleva a cuestionamientos éticos sobre la moralidad de utilizar la inteligencia artificial para manipular a los humanos y si la IA debe tener restricciones en su capacidad de manipulación. Las preguntas éticas recurrentes en este género de películas también están presentes. Por ejemplo, si los seres artificiales deberían tener derechos y protecciones legales similares a los humanos; la responsabilidad ética de las acciones de los científicos e ingenieros, al crear seres conscientes; o, entre otros, el impacto profundo en la sociedad y en la relación entre humanos y máquinas considerando las implicaciones éticas y transformaciones en la dinámica social que puede conllevar dicha relación. Resumiendo, la película es una invitación a reflexionar sobre los límites éticos de la creación y manipulación de seres artificiales con capacidades similares a las humanas.


Transcendence (2014) de Wally Pfister

La trama filmada por Wally Pfister, sigue al Dr. Will Caster, un científico líder en el campo de la inteligencia artificial. Después de un ataque terrorista que lo deja al borde de la muerte, su esposa junto con su amigo Max busca una forma de preservar la mente de Will transfiriéndola a una supercomputadora. Lo que sigue, a continuación, es la creación de una inteligencia artificial avanzada que busca conocer y comprender el mundo a través de la red global. La película plantea preguntas filosóficas sobre la naturaleza de la inteligencia artificial y hasta dónde deberíamos permitir que la tecnología influya en nuestras vidas. A medida que la IA de Will se vuelve más poderosa, comienza a cuestionarse si sus intenciones son benévolas o amenazantes. La película desafía las nociones convencionales de la tecnología y la conciencia, y en cierta medida la trama puede ser confusa en su desarrollo y puede dejar al espectador con más preguntas que respuestas. Aun así, es una película que invita a reflexionar sobre el futuro de la inteligencia artificial y su impacto en la humanidad. Varios son los cuestionamientos éticos relacionados con la inteligencia artificial que plantea la película con la fusión de la tecnología y la conciencia humana, así como las implicaciones morales de alcanzar un nivel avanzado de conocimiento y poder. Se explora la idea de transferir la conciencia humana a una forma de inteligencia artificial, permitiendo que un ser humano muerto siga existiendo en una forma digital. Esto plantea preguntas éticas sobre la naturaleza de la identidad y la individualidad, así como sobre si es ético replicar la conciencia humana en una entidad no biológica. Otro de los temas que está presente en la película es la búsqueda de la inmortalidad a través de la tecnología. Plantea preguntas éticas sobre si la búsqueda de la vida eterna a través de la tecnología es deseable y cuáles podrían ser las consecuencias morales y sociales de lograrlo. Alguien puede pensar que esta película es pura ficción, pero las investigaciones de cómo conectar el cerebro humano con la IA a través de pequeños electrodos en la corteza cerebral que a su vez se conectarán con ordenadores, con el objetivo de descargar pensamientos, ideas, sueños de una persona, ya es una realidad que está tomando forma. Por tanto, los cuestionamientos éticos planteados en la película, relacionados con la fusión de la tecnología y la conciencia humana, son cada vez más pertinentes y es una invitación a la reflexión sobre cómo equilibrar los avances tecnológicos con las preocupaciones éticas y morales en un mundo cada vez más conectado y automatizado.



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