La IA: ¿una amenaza o una ayuda para los escritores?

El mundo de la escritura es muy variado.  Algunos escritores crean relatos magníficos con solo un bolígrafo y un cuaderno en blanco, mientras que otros se sitúan frente a una máquina de escribir (aún existen) o a un ordenador delante de una página o pantalla en blanco. Unos prefieren empapelar sus paredes con esquemas, fotos, notas y recortes de periódicos para dar forma a sus historias, otros cuentan con la ayuda de un colaborador en el proceso de documentación y escritura, y algunos incluso delegan la escritura completa del relato a terceros, los denominados “escritores fantasmas” o “negros literarios”.

Por lo tanto, no resulta sorprendente que tú, ya sea escritor o aspirante a serlo, sientas la tentación de utilizar la inteligencia artificial (IA) como una herramienta de apoyo al escribir tanto novelas, cuentos o ensayos. Esta elección no es desacertada, ya que la IA puede convertirse en un recurso poderoso para asistirte en la creación literaria, si bien, el éxito final, al igual que en muchos aspectos de la vida, estará determinado por tu creatividad, esfuerzo y dedicación. 

La IA puede ser tu aliada a la hora de vencer el temido bloqueo del escritor, proporcionándote inspiración para tu relato. Ejerce como un catalizador de ideas, generando conceptos para personajes, argumentos, escenarios y diálogos. Herramientas generativas de IA como GPT o Gemini, o aplicaciones más específicas como Reedsy Prompts, pueden ayudarte a explorar diferentes perspectivas. Cuando tengas una visión preliminar de tu historia, su entorno y personajes principales, la IA puede auxiliarte en el armado de la estructura de la trama, elaborando un esquema o mapa mental. Además, puede ayudarte a mantener la consistencia narrativa y el hilo conductor de tu historia. Herramientas como HIX.AI son útiles para organizar escenas y delimitar el ritmo de la narrativa.

En función del tema, la escritura a menudo requiere de una labor de investigación y documentación. En este sentido, la IA puede ayudarte a economizar tiempo y esfuerzo durante la fase de investigación de tu historia, facilitando información sobre el entorno histórico, cultural y social en el que se desarrolla el relato.

No obstante, si deseas que tu historia sea genuina y altamente creativa, es esencial no depender en exceso de la IA. Considera la IA como una herramienta adicional, no un reemplazo de tu creatividad. Es fundamental conservar tu estilo personal y evitar que las propuestas de la IA lo conduzcan, manteniendo tu auténtica voz escrita. Finalmente, se requiere paciencia y constancia, dado que la escritura de una novela es un proceso largo y demandante que requiere dedicación y esfuerzo.

Un escritor se expresa a través de palabras, que son el reflejo de su bagaje intelectual, fruto de sus experiencias personales y su formación académica. Sin embargo, los modelos de IA generativos, no comprenden esas palabras de la misma manera; aunque son extremadamente eficientes en predecir y adivinar. Estos modelos generan respuestas por medio del muestreo aleatorio de vocablos, basándose parcialmente en probabilidades. Su «lenguaje» se representa con números asociados a tókenes, que son las unidades básicas sintácticas de texto que les permiten procesar y “entender” el lenguaje humano. Las respuestas de la IA suelen ser conjeturas asombrosamente acertadas, avaladas por un vasto volumen de información. Esto significa que hay un alto nivel de “educación” (ponderación probabilística) en cada conjetura, pero no existe una verdadera comprensión del lenguaje, por lo que pueden surgir errores en las ponderaciones, e incluso generar respuestas absurdas o ilógicas. No obstante, el hecho de que estas respuestas sean suposiciones no les quita utilidad, gracias al abrumador volumen de datos que respaldan dichas conjeturas.

Las solicitudes que hagamos a la IA deben estar adecuadamente contextualizadas y acompañadas de instrucciones específicas. Tomemos, por ejemplo, la petición de elaborar «una guía para crear un esquema para determinados actos o capítulos de un relato». La información que proporcionemos a la IA debería seguir un conjunto de directrices que respondan a las siguientes cuestiones:

1. Intención:

  • ¿Cuál es el mensaje o tema central de tu historia?
  • ¿Qué emociones buscas provocar en el lector?
  • ¿Buscas entretenimiento, información, invitar a la reflexión o una combinación de estos?

2. Género:

  • ¿A qué género pertenece tu historia? (fantasía, ciencia ficción, misterio, romance, etc.)
  • ¿Qué elementos y convenciones del género tienes pensado utilizar?

3. Elementos clave:

  • Conflicto: ¿Cuál es el dilema principal que el protagonista debe enfrentar?
  • Ritmo: ¿Cómo quieres que fluya la historia? (rápido, lento, con momentos de tensión y calma intercalados)
  • Giros: ¿Existen sorpresas inesperadas en la trama?
  • Escalada: ¿Cómo se incrementa la tensión y el suspense a lo largo del relato?
  • Revelaciones: ¿Se descubre información relevante de manera gradual al lector?

Con una solicitud como esta, podemos obtener un bosquejo global de un esquema para nuestro relato, que luego podemos ir refinando con ajustes más detallados o información ampliada. Un aspecto interesante es que las respuestas generadas por la IA pueden abrirnos a nuevas perspectivas o incluso alterar el enfoque inicial de nuestro proyecto.

Por supuesto, el proceso no termina aquí. Podemos entablar un extenso diálogo colaborativo con la IA en el cual nosotros marcamos el ritmo de las solicitudes, filtramos las respuestas según los posibles sesgos que puedan surgir y verificamos la fiabilidad de los datos proporcionados si es necesario. Básicamente, en esto consiste la creatividad aumentada de un escritor. 


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